viernes, 28 de mayo de 2010

El Parlamento Europeo pide un "trato justo" para Telecom Italia

Gianni Pittella, vicepresidente primero del Parlamento Europeo, sumó en las últimas horas su voz al coro de dirigentes del Viejo Continente que reclaman que no se afecten los intereses italianos en Telecom.

Surgido de las filas de la Democracia de Izquierda italiana (ex comunistas), el eurodiputado pasó esta semana por la Argentina para dictar dos conferencias y se entrevistó con el canciller Jorge Taiana y con el jefe de los diputados kirchneristas, Agustín Rossi. A ambos les planteó su preocupación por el futuro de Telecom Italia en la Argentina. El Gobierno sostiene que el ingreso de Telefónica de España en la controlante de Telecom Italia viola las leyes de defensa de la competencia (los italianos tienen el 50% de la controlante de Telecom Argentina).

En una entrevista con LA NACION, Pittella sostuvo que si se obstaculizan los intereses de Telecom Italia, las relaciones entre la Argentina y Europa se verán afectadas, al tiempo que se perjudicará la imagen del Mercosur (porque Brasil, a diferencia de la argentina, consideró que Telefónica no tiene incidencia en Telecom).

-¿Habló del tema con los funcionarios argentinos?

-Sí, he hablado con los representantes políticos sobre esto. Telecom Italia está aquí desde hace más de 20 años y ha trabajado muy bien. No he pedido favores o un trato privilegiado para Telecom Italia, sino que pueda tener el mismo tratamiento que el resto de las empresas. La acusación que le hacen de tener una posición dominante está desmentida por los últimos fallos judiciales. Ahora ya no hay razones para obstaculizar a Telecom Italia o para evitar que permanezca en este mercado, si es que decide quedarse. Otra cosa es si es una decisión autónoma de Telecom Italia el vender o irse a otra parte.

-Más allá de los fallos, el Gobierno sostiene que Telecom Italia debe desinvertir en el país por su vínculo con Telefónica de España. ¿La situación puede escalar hasta un conflicto diplomático?

-Después de las reuniones que tuve, mi sensación es que está la voluntad de trabajar para llegar a una solución positiva. Tanto la Comisión Europea, como el Parlamento Europeo y el gobierno de Italia se han expresado de manera unánime y muy clara sobre este tema. Está claro que si después de esos pronunciamientos, esta situación no se resuelve de manera correcta, las relaciones van a quedar afectadas.

-En su opinión, ¿la posición del Gobierno responde a la intención de que empresarios argentinos ingresen en Telecom o a una defensa genuina de la lealtad comercial?

-No me interesa y me da igual lo que hay detrás de esto. Lo que me interesa es que haya un trato justo para las empresas europeas que invierten en la Argentina y en América latina.

-¿El trato en Brasil fue justo?

-Exactamente. El valor del Mercosur como bloque económico también depende de una manera común y armonizada de tratar a las empresas. Tener reglas en común. Comportamientos así van a afectar en general la imagen del Mercosur.

Freno a los alimentos
-¿La decisión del gobierno argentino de frenar las importaciones de alimentos dificulta la integración con Europa?

-Sí, seguro. Tenemos que trabajar para eliminar todas las barreras. Es importante también al interior del Mercosur. Yo sé que la crisis que se está viviendo empuja a los países a una reacción defensiva y al proteccionismo económico, pero el proteccionismo es una respuesta errónea. Ahora, en momentos de crisis, lo más importante es hacer lo contrario, y no elegir políticas proteccionistas, sino de apertura y de diálogo.

-¿Recibió quejas de productores europeos por las trabas a las importaciones en la Argentina?

-Sí, hemos tenido muchas consultas porque había preocupación por parte de algunos empresarios. El asunto ahora es dialogar con el gobierno argentino. No hay voluntad de generar polémicas, sino de solucionar esos problemas a través del diálogo.

-Brasil amenazó con represalias si la Argentina frena el ingreso de alimentos. ¿Con Europa podría pasar lo mismo?

-Yo estoy más inclinado a una acción de la Unión Europea a través de la persuasión política que a la implementación de represalias fuertes a nivel económico. No responder a una cachetada con otra cachetada.

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