martes, 13 de julio de 2010

Telecom: la desmonopolización es una obligación permanente del Gobierno nacional

Por Claudio Pizurica

Cuando en 1989, se inicia el proceso de privatizaciones y la pregonada reforma del estado, el poder ejecutivo recibe mediante la Ley de reforma del estado número 23.696, la facultad para privatizar las empresas del estado, tanto en el área productiva como en el de servicios. Esta facultad como toda actividad delegada por el Congreso al Poder Ejecutivo, se encuadra dentro de los límites que le establece la ley tanto en cuanto a normas como en cuanto al espíritu de los fines buscados. Si el ejecutivo cumple con la fría letra pero no apunta a alcanzar los objetivos se aparte de lo que le fue encomendado por los representantes del pueblo.
En el artículo 10 de la Ley 23.696, leemos: “…el decreto del Poder Ejecutivo Nacional podrá disponer, cuando fuere necesario, la exclusión de todos los privilegios y/o cláusulas monopólicas y/o prohibiciones discriminatorias aún cuando derivaren de normas legales, cuyo mantenimiento obste a los objetivos de la privatización o que impida la desmonopolización o desregulación del respectivo servicio”.
La ley faculta al Poder Ejecutivo, al Gobierno, no solo en el momento en el cual se privatiza ENTEL, sino hoy mismo a ocuparse de desmonopolizar, es decir no solo desmantelar un monopolio, sino tener cuidado que no se arme uno nuevo.
Lo que encomienda la Ley sobre ENTEL, no se agota solo con la privatización, sino que impone una tarea de desmonopolización que no tiene fin en el tiempo, ya que los mercados tienen tendencia a la concentración y a la búsqueda de economías de escala.
La actuación de cualquier gobierno, se realiza bajo el amparo de la delegación legislativa pero tiene que mantener no solo la legalidad, sino la legitimidad en la búsqueda de alcanzar los objetivos, en este caso la desmonopolización, como mandato permanente.
Si a la hora de regular o de gestionar un vínculo se pierde el objetivo central se cae el edificio de la legitimidad encomendada.
Telefónica no puede ser dueña de una parte de Telecom porque de esa manera estaremos volviendo atrás y consolidando un nuevo ENTEL.

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